
El otro día después de analizar ciertas fotos para subir al blog, nos percatamos de un hecho extraño. Algo no era lo habitual, normal, cotidiano... lo experado en unas fotos de gente aparentemente "normal". Uno de los habituales miembros de Basketbirra, cuyo nombre no podemos desvelar por motivos profesionales, tan solo diremos que su nombre comienza por Joa... y termina por ...quín, descubrió que en una de las imágenes había una anomalía aparentemente paranormal.
Después de mirarla durante dos días seguidos sin parpadear y con la vista puesta en el mismo punto dijimos: " Sí, hay algo raro en esta impresión digital", y dispuestos a desvelar el misterio nos pusimos manos a la obra con intención de averiguar que estaba pasando en la pista del Plantinar. Se la mandamos a Iker Casillas, éste la paró y nos la devolvió como si de un partido Madrid-Barcelona se tratara. Así que esta segunda vez se la enviamos a Iker Jiménez. Pálido como la teta de una monja llenó su cara de extrañas morisquetas, al rato nos dijo lo que ya sabíamos: "Sí, hay algo raro en esta impresión digital". Abandonamos su estudio mientras parafraseaba consigo mismo temas acerca de OVNIs e historias del más allá.
Sin saber que hacer, reunimos a todo el equipo y debatimos acerca del tema. ¿ Qué es ese halo que recorre el cuerpo de Curro? ¿ Tendrá superpoderes? ¿ Una revelación divina? Al cabo de unas horas y muuuuchas cervezas alguien preguntó : ¿ Con quién jugó Curro ese día? Otro respondió: Pues..... Con Matías, Ari y Fernan. A lo que todo el mundo ya comprendió la situación. Curro ese día estaba que echaba humo y estaba hasta los huevos porque le había tocado un equipo de chupones y de waltrapas que aparte de no pasar el balón, cuando lo pasaban lo hacían de aquella manera. Todos descansamos, porque sin comerlo pero bebiendo, habíamos resuelto el intrincado puzle visual al que nos habíamos visto sometidos.