Mirándolo detenidamente no sabemos si ese aro sirve para jugar al baloncesto o para incendiarlo y que pase un león, ( o algo más pequeño en este caso), por su interior. El caso es que así se cuida el mobiliario urbano y así se restaura una vez que está roto.
En algún momento nos quejaremos y diremos que nuestros equipos no juegan bien o que nos son tan buenos como los otros. Pues la verdad, es que los organismos oficiales no ayudan en ese aspecto. El mantenimiento de la canasta corre casi siempre a cargo de los que jugamos en ella, mientras que el ayuntamiento se gasta dinero en poner vallas y jardincitos alrededor para después colocar un candado y que nadie pueda entrar a jugar, bueno sí que se puede, saltándose la valla.
En fin que así lleva desde hace unos meses y nadie arregla nada. Desde aquí hacemos un llamamiento para todos los que entran y comparten la pista, para que llamen al instituto de deportes y pongan unas cuantas quejas o comentarios para que hagan lo posible para solucionar el tema.
Pero como siempre estamos acostumbrados a ser trashumantes del deporte, si algún día nos falla seguiremos buscando canastas por ahí donde jugar. Y hagamos todo lo posible para conservar nuestros lugares de ocio.
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